Globos

Volar en globo aerostático de aire caliente es la forma más sencilla y segura de subir a las alturas acompañadas de amigos y familiares. Mediante una fina tela envuelve una gran masa de aire que en calentarla reduce su densidad respecto al aire de su alrededor y esto permite que flote.

Para mantener el aire caliente del interior del globo el piloto continuamente debe poner en marcha una potente llama. Curiosamente no podemos dirigir el globo para que viaje con las corrientes de aire de modo que si se quiere ir hacia algún lugar concreto la pericia del piloto hace que ya sea subiendo o bajando mira de encontrar la corriente de aire que mejor convenga para llegar lo más cerca posible del objetivo.

Sorprende que en la cesta suspendida a la tela que envuelve el aire caliente reine la calma más absoluta, ya no hay ninguna corriente de aire ni de cara, ni de lado ni de espalda, porque el globo y por tanto todos los tripulantes viajan a la vez con el aire.

Esto hace que podamos contemplar el paisaje que hay en nuestros pies con una relajación y paz total, sólo rota por el ruido ensordecedor de la llama para mantener caliente el interior del globo.

La mayoría de vuelos en globos aerostáticos de aire caliente se realizan en la madrugada, cuando la temperatura del aire es más baja y suele haber más calma atmosférica.

Rápidamente se extiende la tela en el suelo y con un ventilador se le empieza a introducir aire en su interior. Una vez está relativamente inflado es en cuanto a través de la llama se empieza a calentar el aire y progresivamente se va poniendo vertical.

Es en este momento cuando los tripulantes suben en el interior de la barquilla y luego emprenden el vuelo. Durante el viaje que suele durar alrededor de una hora, el piloto está en contacto con el equipo de tierra que vendrá a recoger el globo donde aterrice.